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Baños en la Alhambra de Granada |
Conocemos a Nostradamus por sus profecías, que siguen siendo bestsellers en el mundo.
Ignoramos que Nostradamus fue también médico, un médico insólito, que no
creía en las sanguijuelas y contra las pestes recetaba aire y agua:
aire que ventila, agua que lava.
La mugre incubaba plagas; pero el agua tenía mala fama en la Europa
cristiana. Salvo en el bautismo, el baño se evitaba porque daba placer y
porque invitaba al pecado. En los tribunales de la Santa Inquisición,
bañarse con frecuencia era prueba de herejía de Mahoma. Cuando el
cristianismo se impuso en España como verdad única, la Corona mandó
arrasar los muchos baños públicos que los musulmanes habían dejado, por
ser fuentes de perdición.
Ningún santo ni santa había puesto nunca un pie en la bañera y entre los
reyes era raro bañarse, que para eso estaban los perfumes. La reina
Isabel de Castilla tenía el alma limpia, pero los historiadores discuten
si se bañó dos o tres veces en toda su vida. El elegante Rey Sol de
Francia, el primer hombre que usó tacones altos, se bañó una sola vez
entre 1647 y 1711. Por receta médica.
Eduardo Galeano - "Espejos, Una historia casi universal". Ed Siglo XXI, 2008
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